Según una reciente investigación de la Universidad de Carolina del Norte (EEUU) y publicada en la revista Trends in Molecular Medicine, existen ciertos factores ambientales asà como sustancias tóxicas que provocan una aceleración en el proceso de envejecimiento de una persona, asà como de la esperanza de vida. Las mÔs agresivas son estas:
Tabaco: Se trata de la sustancia mÔs tóxica y mÔs dañina. El humo del cigarrillo contiene cerca de 4.000 sustancias potencialmente tóxicas. Quienes fuman reducen su esperanza de vida en unos siete años, pero los que estÔn expuestos al humo del tabaco, los llamados fumadores pasivos, también se ven afectados. De hecho, los mutÔgenos que contiene el humo del cigarrillo, como el monóxido de carbono o la nicotina, producen daños directos en nuestro ADN.
Sol: Los rayos UV del sol, son de sobra conocidos porestimular el envejecimiento de la piel, pero ademĆ”s, provocan cĆ”nceres de piel muy agresivos, como el melanoma. Pero el efecto del sol no queda aquĆ:los rayos infrarrojos del sol, los que nos ocasionan la sensación de calor, tambiĆ©n producen cambios en algunos biomarcadores del envejecimiento que estĆ”n asociados a un acortamiento de la esperanza de vida y a enfermedades neurodegenerativas.
Arsénico y benceno: Ambas sustancias son potentes gerontógenos. La primera, disminuye la capacidad del ADN de autorrepararse; la segunda, que se encuentra en las emisiones de los coches o el humo del tabaco, entre otras, limita la producción de telómeros (extremos de los cromosomas) y por tanto se asocian a una menor longitud de vida.
Obesidad: Tener exceso de peso estÔ relacionado con enfermedades ligadas al envejecimiento como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares o el cÔncer. También la obesidad provoca una disminución en la longitud de los telómeros.
Estrés: Aunque no se trate de una sustancia, sà que actúa como un poderoso aliado del envejecimiento prematuro. Aunque diversos estudios muestran que un poco de estrés puede ser positivo, mucho provoca una disminución de las defensas, un aumento de enfermedades cardiovasculares, un impacto negativo en la memoria asà como una disminución de la encima telomerasa, que es la encargada de reparar los telómeros.


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