El enamoramiento no hay ciencia que comprenda por completo este sentimiento, pero si existen mecanismos neurológicos que sí se conocen.
Si la psicología evolutiva es creíble, la naturaleza echó mano de su bolsa de trucos al inventar el amor romántico para asegurar la supervivencia de la especie humana. A lo largo de la historia evolutiva, a medida que el cerebro crecía, las crías se hacían cada vez más dependientes de los cuidados de sus padres. Por lo tanto, el amor y la relación de pareja son instituciones prácticas de evolución, de modo que ambos padres toman a la descendencia bajo su ala durante mucho tiempo. Así lo argumentan los psicólogos Lorne Campbell, de la Universidad de Western Ontario, y Bruce Ellis, de la Universidad de Canterbury, en el "Handbook of Evolutionary Psychology".
El amor no es un asunto del corazón
En muchos, la disección científica del amor sentidos aún está en pañales. Pero un punto de vista ya ha cambiado radicalmente: El amor es ahora un asunto del corazón sólo en el arte y en nuestra experiencia subjetiva. Los investigadores han identificado el cerebro como el lugar real de los acontecimientos románticos.
A. El enamoramiento es adictivo
En 2012, la neurocientífica Stephanie Cacioppo, de la Universidad de Ginebra, y sus colegas recopilaron los resultados de la investigación cerebral sobre el enamoramiento romántico. El resultado: el amor apasionado enciende las áreas cerebrales asociadas a la euforia, la recompensa y la motivación. Dado que estas regiones también se agitan bajo la influencia de los opiáceos o la cocaína, muchos investigadores tienen claro que el amor y la adicción probablemente no sean tan diferentes. Como dice el psicólogo de la Universidad de Concordia, Jim Pfaus, "el amor es en realidad un hábito que resulta del deseo sexual, porque el deseo es recompensado. Funciona de la misma manera en el cerebro que cuando la gente se vuelve adicta a las drogas".
Las hormonas parece darle la razón. Especialmente durante la fase de hormigueo de el enamoramiento, el neurotransmisor dopamina inunda el cerebro. Liberada por el hipotálamo, la principal fuente de hormonas del cerebro, la dopamina actúa principalmente en el mencionado sistema límbico. En la jerga, la sustancia mensajera ya se considera una hormona de la felicidad. Y en realidad desempeña un papel no sólo en las recompensas cerebrales y la euforia, sino también en la adicción.
B. Repercute en la familia
El elemento químico llamado oxitocina y la vasopresina estas dos diminutas hormonas cual máxima producción tiene lugar en ocasiones aparentemente lejanas a el enamoramiento: al momento del parto y otro en el proceso de la lactancia (el bebé succiona del pezón). Entre sus muchas funciones están la de fortalecer el vínculo entre la madre y el hijo. Y de ello se aprovecha también el amor (romántico). En el enamoramiento parece aumentar la producción de oxitocina y vasopresina, contribuyendo así a robustecer el nexo.
C. hace perder por completo la razón
Habrás notado que en el momento álgido de la pasión nos volvemos un poco locos, sin control de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Esto ocurre porque la corteza prefrontal, un área relacionada con la racionalidad y que controla la impulsividad, se inhibe, lo que hace que el "loco alucinante" se comporte sin pensar en las consecuencias de su actitud. Además, los estudios han demostrado que la corteza suprarrenal comienza a liberar cortisol, la hormona del estrés. Esto activa el sistema simpático, responsable del aumento del ritmo cardíaco, la piel de gallina, el nerviosismo y los escalofríos en el estómago.
D. Es estresante y a la vez da valentía
Nietzsche, nos deja un mensaje “siempre hay algo de locura en el amor, pero siempre hay algo de razón en la locura”
El amor produce una ola de estrés a lo largo del tiempo. En un principio se trata de una activación del eje hipotálamo-hipofisario-adrenal, lo que viene a querer decir, entre otras cosas, que el cerebro manda señales para que se produzca más adrenalina. Una interpretación que se hace es que ese grado de estrés permite superar el miedo inicial, lo que se conoce como neofobia. Con los meses, sin embargo, el mecanismo disminuye, dando lugar a una sensación de tranquilidad (el resto de hormonas y circuitos implicados también se modulan con el tiempo). Lo curioso es que este fenómeno es uno de los pocos en los que los acontecimientos cerebrales entre amor romántico y maternal no se solapan. Porque en el cerebro de una madre (posiblemente también en el padre, pero los estudios se han hecho especialmente en el primer caso, donde los cambios hormonales son más acusados) también tiene lugar una activación del área de recompensa y una subida de dopamina; igualmente, hay un aumento claro de oxitocina y vasopresina; e incluso también se produce una inhibición de la corteza prefrontal (la madre “suspende el juicio” cuando de su hijo se trata). De hecho, tal correspondencia entre ambos tipos de amor ha llevado a pensar que el amor romántico ha evolucionado de un sistema más antiguo: el del amor de una madre por su hijo. Sin embargo, en este caso, no tiene lugar una reacción del hipotálamo, como la que se produce en las parejas.
A medida que aumenta el estrés, disminuye la calma. La serotonina, que aporta tranquilidad y bienestar, se reduce. "Esta combinación de cortisol alto y serotonina baja provoca un pensamiento recurrente en la persona amada que a veces es similar al TOC (trastorno obsesivo compulsivo)", dice Julio Pereira, neurocirujano de BP - Beneficencia Portuguesa de São Paulo. Estás preocupada todo el tiempo, angustiada porque el enamorado no te ha contestado el mensaje de WhatsApp (imagínate cuando no lo ve... Es casi un infarto), o está con miedo a la pérdida...
E. ¿Te vuelve una persona monógamo (o no)?
Según varios estudios la ciencia no ha sido capaz de determinar aún si por naturaleza somos monógamos, polígamos o monógamos secuenciales, pero sí se saben algunas de las cosas que influyen en esta realidad. Al menos en ratones. Los roedores de campo son monógamos convencidos, profundamente fieles a su pareja. Los de monte, por el contrario, son promiscuos consumados. ¿La explicación? Los primeros tienen muchos más receptores de oxitocina y vasopresina en las áreas de recompensa. De hecho, cuando en el laboratorio se bloquean estas hormonas, los ratones de campo que carecen de ellas se comportan como si fueran ratones de monte, sin ningún tipo de memoria ni predilección especial por ninguna de sus parejas. Los humanos no somos ratones. Es evidente que nuestra fidelidad depende de mucho más factores que en estos animales. Como comenta Larry Young, algunas investigaciones han observado que cuando se les daba oxitocina intranasal a hombres que estaban en una relación, encontraban más atractivas a sus parejas que si se les daba placebo. "Pero únicamente sucedía con sus pares: la oxitocina no aumentaba su valoración de otras mujeres de atractivo similar, ni activaba sus áreas de recompensa como ocurría cuando veían a sus compañeras”, aclara.
En resumen, quizás piense que la ciencia todavía no sabe mucho del amor. Puede ser. Quizá esté convencido de que la razón no puede comprender a la pasión en toda su complejidad. Muchos científicos también lo creen. El propio Larry Young, sin ir más lejos, opina: “La ciencia será capaz de decirnos muchas cosas sobre la química y los mecanismos cerebrales implicados en el amor. Pero no nos hará entender su magia. Eso solo se puede entender estando enamorado”. Y añade: “Es posible que su esencia se entienda mejor desde la poesía, la música o el arte, pero la ciencia puede contribuir a comprender parte de su misterio". Porque lo que resulta obvio es que todo sentimiento tiene su correlato físico, y que en buena medida este puede estudiarse. Hasta dónde alcanzará su explicación, eso nadie lo sabe.
Feliz San Valentín.


1 Comentarios
quiero aqui desejar muitas felicitaciones a todos los enamorados del mundo...
ResponderEliminarToda la suerte y que posa construir juntos todo de bom que posa ter em suas mentes.
yo estoy aqui quiero lo san valentine
kkkkkkkkkkkkkkkk