¿Cuántas veces hemos oído hablar del estrés y de sus consecuencias para la salud? El estrés altera el equilibrio del organismo y lo deja vulnerable ante los patógenos, lo cual nos predispone a todo tipo de enfermedades. Sin embargo, en muchos casos, no somos conscientes de que nosotros somos víctimas del estrés.
Estrés no significa exclusivamente tener muchas cosas por hacer, sino que, más bien, se corresponde con una actitud que podemos tener de forma muy inconsciente. En este artículo te explicamos cómo puedes saber si estás sufriendo estrés.
¿Qué es el estrés?
El estrés es un desequilibrio nervioso que se da cuando algo nos angustia, nos preocupa o nos mantiene tensionados de forma permanente. Nuestro cuerpo, de manera instintiva, capta un peligro que nos mantiene en este estado negativo y, por lo tanto, actúa mediante una reacción de huida.
Todos los recursos de nuestro organismo se dirigen entonces a facilitar esa “huida”, facilitando el trabajo de la musculatura, aumentando nuestra presión sanguínea y promoviendo una respiración rápida y superficial. En cambio, quedan relegadas las funciones que no son imprescindibles para huir como, por ejemplo, la digestiva o el sueño.
Si realmente tuviéramos que huir o afrontar un conflicto momentáneo, esta sería la única forma en la que podríamos resolverlo. Pero el problema surge cuando este estado se alarga más de la cuenta porque vivimos continuamente en estado de alerta o, lo que es lo mismo, con estrés.
¿Cómo afecta a nuestra salud?
Cuanto más tiempo llevemos estresados, más se resentirán las funciones orgánicas que no sean prioritarias en una huida. Por eso, algunos de los trastornos más habituales que padecemos cuando estamos sometidos al estrés son los digestivos:
• Dispepsias o malas digestiones.
• Trastornos intestinales.
• Úlceras y gastritis.
También son habituales, por el mismo motivo, los trastornos del sueño, las contracturas musculares y la hipertensión arterial.
A medida que se alargue el periodo de estrés, también notaremos cada vez más desequilibrios:
• Problemas dermatológicos: eczemas, psoriasis.
• Alopecia.
• Alergias.
• Patologías coronarias.
• Sobrepeso o delgadez.
• Etc.
El estrés y el colesterol
Es importante destacar que el colesterol puede ser un buen indicador de nuestro nivel de estrés. Según algunos estudios, el colesterol estaría relacionado más con el estrés que con la alimentación. Eso explicaría que las personas que se alimentan de manera equilibrada o que incluso se ponen a dieta cuando les detectan niveles altos de estrés, sigan teniendo colesterol a pesar de los cambios.
Evidentemente, la alimentación es también fundamental para su tratamiento, pero no deberíamos olvidarnos nunca de que el estrés puede ser muy perjudicial.

1 Comentarios
EU NECESSITO DE FÉRIAS
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